Atlanta es una de las incógnitas de este principio de temporada de la NBA en la parte negativa. Una de las plantillas más ilusionantes por su capacidad para realizar buen juego, las posibilidades de futuro de la mayor parte de integrantes y refrendándolo todo ello con resultados, ya que en 2021 lograron alcanzar las finales de la Conferencia Este, se está empezando a diluir. Se ha encontrado un hueco para Bogdanovic y Okongwu en las últimas semanas como parte de la adaptación, que aún dura, de Dejounte Murray -traspasado desde los Spurs- que ya contaba con una megaestrella. Es él, Trae Young, el que apunta a salir si la situación no mejora y se llega al verano de 2023 sin los objetivos bien encarados.

Esta campaña se están dando avisos de que Young no está cómodo. La gerencia también se ha dado cuenta. Durante uno de los partidos de este mes de diciembre, con una lesión de hombro como razón, cuestionó una orden del entrenador, Nate McMillan, y el jugador decidió no acudir al pabellón. Éste ha sido sólo uno de los puntos de fricción con el afamado base. Ahora se desliza que el traspaso es una opción más que viable. Chris Haynes desvela en Bleacher Report la sensación con la que se ha quedado en el G-League Winter Showcase, una convención de la liga de desarrollo en Navidad en la que se reúnen muchos hombres importantes. Se cree que Trae será el próximo gran nombre de la NBA en pedir salir de su equipo si el camino hacia los playoffs no satisface sus exigencias esta temporada. En el momento en el que salta la noticia el equipo está 16-16 en la clasificación, lejos de un balance que mantenga su tranquilidad, y habrá runrún con el fichaje de Murray, una petición expresa de Young, si no vale para mejorar los resultados.

En estos momentos se debate internamente la posibilidad de dejar marchar a John Collins, importante en la proyección del equipo por la versatilidad que aporta en la posición de alero, pero el paquete que llegue de vuelta debe ser bueno o no se hará nada. El nombre lleva corriendo por el mercado casi dos años, considerándose un eslabón más débil del plantel si se compara con Capela, Hunter o las dos grandes estrellas antes mencionadas.

Young se encuentra bajo contrato hasta la temporada 2026/27 aunque tiene la opción de salirse del acuerdo al final de la 2025/26. Renovó hace un año por 207 millones de dólares en lo que es el máximo estipulado por convenio de un jugador que viene del escalado de novato. A sus 24 años el eléctrico director de juego continúa con buenos números aunque irregulares: 27,6 puntos y 9,8 asistencias, por encima de sus medias, pero con el peor acierto de su vida, 41,1% en tiros de campo.

Se ha producido un cambio clave en el organigrama. Travis Schlenk ha dado un paso atrás, quedándose en un rol de consejero, y la presidencia de las operaciones de baloncesto las asumirá Landry Fields. Formado en los Spurs en la cúpula de Popovich y Buford y jugador hasta hace relativamente poco, por lo que mantiene el tono con los protagonistas de la plantilla, se lleva razonablemente bien con Young, lo que facilitará que se cumplan sus deseos.

Haynes repasa en su pieza otras informaciones. En un movimiento parecido al de Atlanta, los problemas internos de los Bulls y los malos resultados que no los opacan podrían llevar a que en verano DeMar DeRozan también pidiera salir. En Utah se han iniciado conversaciones para renovar a Jordan Clarkson. En Dallas se empiezan a recibir peticiones para conocer la situación de Christian Wood, que no es recompensado por Kidd con más minutos pese a la insistencia de Doncic y todavía no tiene un sitio bien definido en la rotación. El mercado de la NBA empieza a bullir.

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