La escasez de alimentos y la falta de vacunas contra la covid están detrás de las manifestaciones en la isla.

Cuba ha vivido este domingo las manifestaciones más grandes de las últimas décadas. Al grito de “Abajo la dictadura” o “Patria y vida”, remedo del eslogan oficial “Patria o muerte”, los cubanos se han echado a las calles para protestar contra la mezcla explosiva de la ausencia de alimentos y la falta de vacunas contra la covid. La crisis económica que sufre la isla desde hace años se ha visto agravada por la pandemia, que ha golpeado muy fuerte al sector turístico.
Estas son algunas de las claves que ayudan a entender cómo se ha generado el estallido, espoleado y amplificado en todo el mundo por las redes sociales, al que tendrá que hacer frente el presidente Miguel Díaz-Canel, heredero de Fidel y Raúl Castro, el primer dirigente en 62 años de régimen que no vivió la revolución:
¿Dónde surgen las protestas y qué piden los manifestantes? Cientos de cubanos empezaron a protestar el domingo en las localidades de San Antonio de los Baños, cerca de La Habana, y Palma Soriano, en Santiago, una chispa que después se extendió a todo el país. En principio, era una protesta por los largos apagones de electricidad y para exigir la vacunación contra la covid-19. Poco después, las demandas se convirtieron en gritos de “libertad” y exigencias de cambios políticos.
La protesta llegó a Facebook y se difundió en directo, con proclamas tan inusuales como “Abajo la dictadura” o “No tenemos miedo al comunismo”. En varios puntos como Cárdenas, en el oeste de la isla, hubo saqueos a tiendas estatales y se atacaron coches de policía.
¿Cómo ha golpeado la covid en Cuba? Las protestas parecen ser el resultado del hartazgo de la larga crisis económica y sanitaria, una de las peores de la isla, desde el maleconazo de 1994, durante el llamado Periodo Especial, tras la caída de la URSS, cuando cientos de cubanos salieron a protestar por la precaria situación en vísperas del estallido de la crisis de los balseros. La isla, que logró mantener el control de la pandemia en 2020 (solo contabilizaba 1.500 muertos) y liderar la creación de una vacuna propia (aunque con una distribución deficiente), ha visto en las últimas semanas un rebrote de la enfermedad, de los más peligrosos de América Latina. El domingo, las autoridades informaron que había 7.000 casos y 31 muertos, aunque la oposición sostiene que los datos reales son mucho peores y que muchas zonas están al borde del colapso sanitario.
Una economía estancada. Con el motor económico, el turismo, totalmente gripado, a la incidencia del coronavirus se ha sumado la inflación, los apagones, la escasez de alimentos y de productos básicos. En 2020, la economía se contrajo un 11%, el peor dato en tres décadas, y a principios de año el Gobierno cubano propuso un nuevo paquete de medidas económicas que aumentaron los salarios y las pensiones, pero también los precios. Ante la falta de divisas se han creado tiendas en moneda libremente convertible —solo se puede pagar con tarjeta de crédito— donde se venden alimentos y electrodomésticos, mientras en los comercios de pesos cubanos los productos cada vez son menos. Desde el mes pasado, no se aceptan “temporalmente” dólares en efectivo, la principal moneda en la que reciben sus remesas los ciudadanos. La Habana culpa de la situación al embargo de EE UU.
Cuba después de los Castro. Es la primera vez en los 62 años de historia del régimen castrista que el Gobierno y la cúpula del PCC están alineados en torno a un civil y a una nueva generación de líderes que no lucharon en Sierra Maestra. Tras la muerte de Fidel Castro en 2016 y la posterior retirada de Raúl Castro como primer secretario del Partido en 2021, Miguel Díaz-Canel, que ya ejercía como presidente desde 2018 y será sucedido en la jefatura del Estado en 2028, tiene ante sí la difícil tarea de retener el poder en manos del partido en una coyuntura crítica. Para ello hay dos hombres clave y de trayectoria empresarial: el primer ministro Manuel Marrero, que estuvo al frente de Turismo, y Luis Alberto López-Callejas, al mando de GAESA (el grupo empresarial del Ejército).