Pandilla de Haití pide rescate de US$ 17 millones por misioneros secuestrados

La pandilla que secuestró a un grupo de 17 misioneros estadounidenses y canadiense en Haití pidió US$ 1 millón por la liberación de cada uno, dijo este lunes un alto funcionario haitiano, según The Wall Street Journal.

El FBI ha movilizado un equipo para investigar el rapto mientras espera noticias sobre algún posible rescate de los religiosos.

Llegaron a Haití para ayudar, pero su aventura filantrópica terminó abruptamente el pasado sábado cuando una banda violenta secuestró a 16 misioneros estadounidenses y un canadiense. Entre las ocho y las diez de la mañana un grupo de hombres fuertemente armados colocó barricadas en las calles Carrefour Boen y La Tremblay 17, en la carretera a Ganthier que conduce al aeropuerto de la capital y detuvo el autobús en el que viajaban 17 religiosos, originarios de Ohio a excepción del canadiense, que regresaban de visitar un hospital infantil. El lunes una portavoz de la Casa Blanca confirmó la participación del FBI en las investigaciones, aunque no se dieron más detalles, y el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, aseguró que un pequeño equipo de investigadores había aterrizado en el país para trabajar en las negociaciones para el rescate.

Detrás del secuestro se encuentra la banda conocida como 400 Mawozo, una organización violenta y muy armada que controla la zona de Croix de Buquet, un barrio de Puerto Príncipe, y que cuenta con unos 150 miembros, según organizaciones que estudian la violencia en el país caribeño. Fuentes oficiosas de la policía haitiana confirmaron a EL PAÍS que hasta el momento no se ha establecido contacto con los secuestradores para conocer las condiciones ni el monto del posible rescate.

Mientras tanto, la calle no puede más y este lunes la capital detuvo todas las actividades durante una huelga masiva destinada a protestar, en general, por todo. Protestaron por la violencia y el elevado número de secuestros, por la falta de combustible, por los altos precios de los alimentos más básicos y por la acefalia política que rige en el país tras el asesinato en julio del presidente Jovenel Moïse. Además de todo eso, la empresa de telecomunicaciones Digicel subió sus tarifas y el ánimo se fue caldeando poco a poco con el paso de las horas. “Hace meses que estamos pidiendo auxilio y no tenemos seguridad ante los secuestros, hemos lanzado un llamamiento general a la población para que suspenda toda actividad”, dijo Méhu Changeux, presidente de la asociación de propietarios y conductores de Haití. “Los bandidos van más allá de los límites: secuestran, violan a las mujeres, hacen lo que quieren … Eso es suficiente”, protestó el sindicalista citado por la agencia AFP.

El maleado país caribeño vive y sobrevive en gran parte por la cooperación descontrolada de este tipo de grupos religiosos que podrían interrumpir su colaboración en el país ante la situación que se vive. Incluso organizaciones como Médicos sin fronteras ha reducido su gestión a urgencias y de algunos barrios violentos ha dejado de actuar debido a la inseguridad. Este 2021 ha sido especialmente duro para la población. En los últimos nueve meses se han contabilizado unos 600 secuestros, tres veces más que en el mismo periodo del año pasado, según una organización de Derechos Humanos (CARDH) que incluye 29 secuestrados en los últimos meses. Los secuestros podrían ser cien o más, indicó la organización y detalló que los rescates exigidos oscilan entre 100.000 dólares y el millón de dólares.

Según esta organización el 43% de los secuestros tienen lugar en Puerto Príncipe, el 22% en Croix-des-Bouquets, el 19% en Carrefour y el 16% en Delmas, todos ellos municipios están ubicados en el área metropolitana de Puerto Príncipe, donde vive aproximadamente un tercio de la población haitiana. Uno de los casos que corrió de boca en boca y retrata la putrefacción de esta industria del secuestro, fue el de una vendedora ambulante de frutos secos que no pudo recuperar a su hija tras no poder pagar los 4.000 dólares que exigían para no matarla.

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