Alemania ha registrado nuevo récord de contagios por segundo día consecutivo

 213,7 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días. La tasa se ha duplicado desde la semana pasada y las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales apenas logran procesar el pico de ocupación. La Sociedad Especializada de Médicos de Cuidados Intensivos de Alemania (DGAI) y la Asociación Profesional de Anestesistas Alemanes (BDA) han pedido en una carta conjunta al ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn, y a los gobiernos regionales que tomen urgentemente medidas para contener lo que en Alemania se considera la cuarta ola del pandemia, al tiempo que constatan que en muchas regiones de Alemania se están posponiendo tratamientos de emergencia, como la atención a pacientes con tumores, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, debido a la gran carga de las salas UCI.

En el sur de Alemania, numerosas clínicas ya no pueden aceptar más pacientes de cuidados intensivos. Baden-Württemberg y las regiones de Karlsruhe, Pforzheim, Esslingen y Heidenheim son las más afectadas. En Baviera, las clínicas en el sureste, como en Traunstein, actualmente tienen que reubicar a los pacientes covid en otras regiones vecinas. «Nos preocupamos por garantizar una buena atención médica, pero en los últimos días ha sido una avalancha. Desafortunadamente, hay pacientes gravemente enfermos que tienen que ser alojados en los pasillos de algunas clínicas», lamenta Götz Geldner, presidente de la Asociación Profesional de Anestesistas y Médico Jefe de la Clínica de Ludwigsburg. Los médicos de cuidados intensivos exigen la introducción de la regla 2-G «en todos los ámbitos de la vida pública», lo que significaría prohibir el acceso a cualquier persona que no esté vacunada o no pueda demostrar que ha pasado ya la enfermedad. Cuando eso no sea posible, en opinión de estos especialistas, debe haber estrictas restricciones de contacto. Además, los médicos piden un cambio fundamental en la política de vacunación, en el sentido de que debe volver a haber ofertas de vacunación a nivel nacional y todos los ciudadanos deben recibir de inmediato la tercera vacuna de refuerzo. La «sobrerregulación de las medidas de vacunación» debe finalmente terminar, dice el documento, que también señala la necesidad de más campañas de educación para aumentar la disposición a vacunar.

Las asociaciones consideran que la introducción de la vacuna obligatoria es médicamente necesaria, pero que en última instancia es una decisión política, por lo que dejan la cuestión al ejecutivo y al futuro gobierno federal. Pero incluso entre los médicos no hay acuerdo en este punto. Los miembros de la asociación de los estados federados orientales no apoyan este extremo y explican que se sienten amenazados en muchos casos por militantes opositores a la vacunación. El DAS contradice, además, las recomendaciones de la Comisión Permanente de Vacunación, que había dejado claro que la vacunación no debe ser un requisito previo para la participación en la vida social de los niños.

Un tercio de la población, sin vacunar

La presión sobre las personas no vacunadas, que ronda un 30% de la población, sigue aumentando, aunque con poco éxito. El director ejecutivo de Médicos del Mundo, Frank Ulrich Montgomery, incluso ha denunciado la «tiranía de los no vacunados», que en su opinión está gobernando y restringiendo derechos a las personas vacunadas. El portavoz en materia de salud del Partido Socialdemócrata, Karl Lauterbach, muy posiblemente próximo ministro de Sanidad, ha twitteado que «necesitamos la normativa 2G rápidamente, a nivel nacional y con controles y sanciones estrictos». Su modelo a seguir es el estado federado de Sajonia.

Allí, el primer ministro, Michael Kretschmer, ha introducido por su cuenta la regulación 2G en todos los ámbitos, aunque ha recibido críticas de los expertos virólogos. El profesor Detlev Krüger, virólogo jefe de la Charité de Berlín hasta 2016, le ha reprochado que, «dado que las personas que han sido vacunadas también pueden infectarse y transmitir el virus, 2G solo significa más falta de libertad sin ofrecer más seguridad». El virólogo insiste en que la clave de contención de las infecciones no son tanto las vacunas como los test masivos y constantes. Así lo ven también sus colegas Hendrik Streeck, de la Universidad de Bonn, y Jonas Schmidt-Chanasit, de la Universidad de Hamburgo.

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